Todos somos responsables de todas las experiencias de nuestra vida, de las mejores y de las peores, los pensamientos que tenemos van creando nuestro futuro. Cada uno de nosotros se crea su propia experiencia con las cosas que piensa y las palabras que dice.
La celebración de San Valentín conmemora el día del amor. Ese amor solo puede ser sincero si nos queremos a nosotros mismos. En muchas ocasiones solemos mirar a la vida sin mirarnos y ver como somos en realidad. Lo que pensamos de nosotros mismos y del mundo se hace verdad para nosotros. Cada día puede ser una experiencia emocionante, jubilosa y llena de esperanza.
Dos personas que vivan en el mismo ambiente, en las mismas circunstancias, pueden percibir la vida de manera muy diferente. ¿Qué es lo que puede llevarnos de uno a otro de esos mundos? son nuestras creencias.
Cuando estamos dispuestos a cambiar la estructura primaria de nuestras creencias, entonces podemos experimentar un verdadero cambio en nuestra vida.
El trabajo con el espejo
Se trata de una valiosa herramienta. El espejo refleja los sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos. Nos muestra claramente cuáles son las cosas que necesitamos cambiar si queremos tener una vida llena de júbilo y de satisfacción.
Es interesante mirarse a los ojos y se decirse algo positivo sobre sí misma cada vez que pase frente a un espejo. La manera más poderosa de hacer afirmaciones es mirarse en el espejo y decírselas en voz alta. Así, uno se da cuenta inmediatamente de la resistencia y puede superarla más pronto.
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