Ojo de Horus
El origen de este amuleto proviene de la mitología egipcia. Representa a Udyat, el ojo con propiedades mágicas que fue otorgado a Horus, el hijo de Osiris, tras perder su ojo izquierdo. La primera ocasión en que el Ojo Udyat se utilizó como amuleto fue cuando Horus utilizó uno para devolver la vida a Osiris.
El udyat fue el amuleto arquetípico para los egipcios y del cual deriva una de las palabras generales para designar este tipo de objeto ritual. En rúbricas de textos como el Libro de los Muertos se menciona que este debe ser pintado sobre lino o papiro como amuleto temporal, aunque han sobrevivido muchos ejemplos en materiales más duraderos.
El Ojo de Horus es un símbolo que da estabilidad cósmica y que aporta plenitud. Entre sus propiedades destacan la protección, la curación, la magia y la purificación. Gozó de gran importancia siendo considerado uno de los más poderosos: potenciaba la vista y la visión, contrarrestaba los efectos del mal de ojo, protege al difunto y sirve de remedio y protección contra las enfermedades oculares.
El Ojo de Horus también es un símbolo vinculado al sol y al orden universal, cualidades que lo convierten en uno de los amuletos para la buena suerte más utilizados. Se considera a la luna en muchos textos como uno de los ojos de Horus, en concreto el ojo izquierdo; en el Libro de los Muertos, Capítulo 17 se hace referencia a “el ojo derecho de Ra”.
Dada la relación del Ojo de Horus con la luna, los eclipses también encuentran su lugar en esta concepción y, de esta forma, los eclipses eran interpretados como el Ojo de Horus enfermo de gravedad.